De siempre la miel ha gozado gran aprecio por sus aplicaciones en medicina, cosmética, perfumería, conservación de alimentos, abrillantado de piedras preciosas y en el ambalsamado. Tales propiedades no pasaron desapercibidas para los visigodos ni para el mundo islámico, que la consideró uno de los alimentos del Paraíso. La tradición de su consumo se extendió por el orbe hispano a partir del medievo.
La Miel de León procede de la Apis mellifica. Las zonas productoras principales corresponden a las comarcas de Maragatería, Cepeda, Bierzo y, algo menos, a Tierra de Campos.
Se calcula que en la provincia hay entre 800 y 1000 apicultores, de los cuales 200 pertenecen a la Asociación Leonesa de Apicultores (ALA), creada en 1982-83, y 8 a la Asociación Prefesional de Apicultores Leoneses (APAL), que se fundó en 2003.
Se considera que hay unas 30.000 colmenas en la provincia, productoras entre 350.000 y 400.000 Kg de miel. La predominante es la "miel de brezo", de color oscuro rojizo y rica en hierro. La sigue la "miel de bosque", formada por el néctar de ericáceas y melatos de roble y encina, muy oscura y propia de la montaña. La tercera clase es la "miel de mil flores", que se produce en zonas bajas, en la ribera y Tierra de Campos.